Ciudad Constitución; Día 3; Reunión con equipo de supervisores y supervisoras de la zona
La previsión de hoy es desplazarnos hasta Ciudad
Constitución, a unas dos horas y media de camino, para mantener una sesión de
trabajo con el Equipo de supervisores y supervisoras de la zona (con tereas de
inspección y asesoramiento).
Salimos de viaje sobre las 10:30, dirección norte. El
paisaje es desértico, muchos cactus (de los que salen en películas del oeste),
parecido al terreno de la zona de Tabernas, pero con cactus muy altos. Hay
algunas vacas y está muy poco poblado. Aparecen algunas construcciones de
campo, y varias aglomeraciones de casas, formado pueblos pequeños. Es curioso
verlo. Paramos en un bar de carretera, de película, construido con bloques, con
una ventana ancha por la que se pide la bebida y algo para picar, hay servicio
con un cubo para echar el agua. Las personas que lo atienden muy amables.
Llegamos a la ciudad, con calles muy anchas, en
perfecta cuadrícula, casas bajas, de una o dos plantas. Nos acercamos al
edificio de la supervisión y nos indican donde es el almuerzo, junto al
polideportivo. Vamos al restaurante y tomamos unas cervezas mientras llega
Felipe y Marco que vienen en coche, ya que salieron más tarde. Durante el
almuerzo se incorpora Martina, la directora general de Educación Básica
(preescolar, primaria y secundaria). Fue extraordinario por variedad de
productos regionales. Probamos ceviche, callos (ostiones), camarones… y
probamos las micheladas.
A las 4:30 llegamos al edificio de la supervisión, nos
recibe a la entrada todo el equipo de supervisión. Saludos uno por uno. Subimos
a la sala de reuniones, colocadas las mesas en forma de u y sillas al centro
para nosotros. Toma la palabra la maestra Rita, que es la jefa del Equipo de
supervisión del sector, mujer mayor de edad, desbordando jovialidad de energía,
ilusión y compromiso con el trabajo. Se presenta cada uno de ellos y cada uno
de nosotros. Entre varios nos presentan la zona de trabajo y las líneas de
trabajo. Los hay de primaria regular, de educación especial y de educación
física. Tiene entre 6 y 9 centros cada uno, la mayoría dispersos. Supervisan el
trabajo, elaboran conjuntamente con la dirección de cada centro la Ruta de
Mejora y asesoran y supervisan para su implementación. Actúan desde su
formación con IAE más como asesores cercanos a las escuelas y a sus rutas de
mejora que como inspectores que supervisan.
Nos comentan las mejoras que están obteniendo y cómo
están planteando procesos de formación en los centros y en las subzonas. Junto
al equipo de supervisores, hay un equipo de asesoría (ATP) que van a los
centros que cada supervisor o supervisora considera que necesita asesoramiento
específico, a nivel general o individual sobre lectura, escritura, razonamiento
matemático o asesoramiento para gestión y mejora general del centro. Nosotros
comentamos cómo se hacen en España y Andalucía y más concretamente en nuestros
centros de Atarfe y cómo funciona nuestro servicio de Inspección, similitudes y
diferencias.
Un importante tema de debate fue la participación de
las familias en el centro, nuestros padres y nuestra madre que nos acompañan
cuentan sus vivencias en este campo. Coincidimos en la importancia de su
implicación y en falta de participación. Lo que más les sorprende es la
participación de madres y padres en aspectos de toma de decisiones. La plática
se dilata, comenzamos a las 5 de la tarde (un poco antes) y con previsión de
acabar a las 7, acaba cerca de las 9 de la noche. ¡Qué tarde tan agradable,
fructífera y llena de cordialidad!
Tras la plática, nos hicieron entrega de regalos, unos
detalles de artesanía de la zona para cada una y uno y productos alimenticios
propios de la zona, dulces, mermeladas, dátiles, vino de elaboración limitada
con uvas traídas por frailes evangelizadores, vino de arándano, de maracuyá…
Después de una efusiva y cariñosa despedida, iniciamos
el regreso, llegando a La Paz pasada la 1 de la madrugada, felices, emocionados
y sin cenar… ¡Pero eso qué importa si el corazón está lleno! Bueno, en el
hotel, que está todo cerrado, empezamos a degustar los regalos… ¡Por no acostarnos con el corazón lleno y el
estómago vacío!
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